La mire, esa bolsita contenía un fino polvo blanco.
- ¿Que es? -mire a Brandon.
- Te presento a la heroína.
- ¿Que? -abrí los ojos de la sorpresa.
- He-ro-i-na -separo como si le explicara a una niña pequeña.
- ¿Y para que la quiero?
- Como que para que -rió-, prima, te vas a la gloria con esto -sonrió-, anda, pruebala.
Lo mire incrédula, ¿eso era lo que tenia que probar? No se si me atrevía.
Tome la pequeña bolsa y la examine, me levante lentamente y estuve apunto de verterla en la zona del lavabo.
- ¿Esta ocupado? -se escucho desde afuera.
Mire a Brandon.
- Sal por la ventana -susurro.
Guarde la bolsa en mi pantalón, Brandon me ayudo a salir, al caer por la altura me lastime la muñeca.
- Excelente -susurre.
- ¿Porque tanta insistencia? -escuche decir a Brandon.
- Llevas una eternidad ahí -escuche la voz de mi tía. Hubo una pausa-, Brandon... ¿Has fumado verdad? El baño... -un suspiro-, que voy a hacer contigo.
- Ya déjame en paz.
Se notaba que eramos familia.
Camine hacia donde estaban todos. La muñeca seguía doliéndome.
- ¿Que te pasa Susan? -mi madre lo noto de inmediato.
- Me caí -dije sobandome la mano.
- ¿De donde? -pregunto mi padre.
- Solo tropecé.
- Deberían llevarla a que la revisen.
- No es nada... -intente calmarla.
- Llévenla -insistió mi abuela.
Debo admitir que la idea de llevarme fue buena, pues me la había fracturado.
Ahora tenia que traer las dos manos vendadas, una por la enorme cortada que traía y la otra por la muñeca fracturada. ¡Fenomenal!
A las diez de la noche ya estábamos despidiéndonos de todos.
- Pruebala, si quieres mas solo llama -me susurro Brandon al oído
- Luego te veo -dije para disimular ya que mi hermana nos miraba.
- ¿Que te dijo Brandon? -me pregunto mi hermana una vez en el auto.
- No es de tu incumbencia enana -dije molesta.
- Susan... -me reprendió mi madre.
- Que deje de molestar.
- Solo te hizo una pregunta.
- La cual no responderé.
- ¿Que te dijo? -mi padre me miro por el retrovisor.
Torcí los ojos.
- Que lo llamara si quería droga.
Mi padre freno de repente y los tres me miraron atónitos.
No pude evitar estallar a carcajadas.
- No es gracioso Susan -dijo mi madre frunciendo el ceño.
- Claro que si, deberían haber visto sus caras -continué riendo.
- Deja de hacer bromitas sin sentido -me regaño mi padre.
- Ya, ya -seguí riendo.
A pesar de que les había dicho la verdad, ellos no me habían creído debido a que había estallado a carcajadas.
Al menos ya no me volvieron a preguntar nada durante todo el camino, eso era lindo.
Llegamos a la casa y como siempre fui a encerrarme a mi cuarto, quizá considerara en dejar a Emily vivir, o quizá no... aun lo pensaría.
La noche paso rápido, cuando menos lo vi ya estaba yendo hacia la escuela, no me moleste en esperar Jake, pues lo menos que quería hacer era verlo.
- ¿Y tu príncipe a caballo?
Escuche una voz y me gire, sonreí al verlo.
- Sera patán a moto -rei.
- Huy, ¿y eso? -Kevin me dio alcance.
- Nada, nada -sonreí-, ¿que tal la fiesta?
- La mejor que he dado -sonrió orgulloso-, lastima que no hayas asistido.
- Si... lastima -susurre.
- La próxima sera mejor -sonrió-, espero que ahora si puedas ir.
- Me lo pensare -sonreí.
Continuamos en silencio hasta que decidí preguntar lo que me inquietaba.
- Oye Kev...
- Dime.
- Tu sabes sobre la droga ¿no?
- Si, pero... wow -se detuvo y me miro-, ¿quieres meterte en eso? -susurro sorprendido.
- No seas idiota -dije obligandolo a caminar.
- ¿Entonces?
- Un... conocido ayer me dio esto -le tendí la bolsa.
- Heroína -dijo analizándola.
- Si... Kevin, no creo que sea conveniente que te pasees con una bolsa de heroína a la vista de todos -rei.
- Cierto -me la devolvió-, mejor paseate tu.
- No, ten -se la di-, véndela o yo que se.
- ¿No la quieres?
- No es parte de mi -sonreí.
- Valla -dijo guardándose la bolsa en la mochila-, con esto saco para dos meses de fiesta -rió.
- De nada, de nada.
Llegamos a la escuela y nos encaminamos al salón, cuando pasamos por los casilleros vi a Jake platicando muy animadamente con Emily, sentí que la sangre me hirvió.
Aquella decisión de dejarlo pasar se esfumo de mi cabeza, solo quería golpearla ahí mismo.
Camine hacia ellos decidida.
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